Ruta: Barranco de Cajol

Interés:
La ruta avanza por un paisaje dominado por las importantes repoblaciones de pinar que se llevaron a cabo en la cuenca del barranco de Cajol sobre los terrenos en ladera, y principalmente sobre las antiguas fajas de cultivo. El pinar se plantó hasta las mismas casas creando un paisaje dominado por el verde del pinar. Hay que destacar la presencia de abundantes muros de piedra testimonio de una labor histórica de modelización del territorio por el hombre, para ganar terreno para el cultivo. En el entorno sureste de Cajol estos muros presentan una densidad y una espectacularidad en su construcción y altura que debemos destacar. A ello colabora la buena calidad de la piedra caliza del entorno que permitía de forma sencilla levantar muros por su fuerte estratificación y sus formas muy rectas. En la actualidad todo este patrimonio se está desmoronando por el abandono de los pueblos y de la economía que lo sustentaba. También es muy interesante observar los grandes ejemplares de roble marcescente y algunos de encina que de forma dispersa o en pequeños grupos salpican estos pinares y dan testimonio del arbolado existente con anterioridad a las plantaciones. Estos árboles son especialmente abundantes en el tramo de pista que asciende por la cara sur y en el entorno de los pueblos. En la base de las laderas se observan interesantes formaciones de margas azules puestas al descubierto por la erosión del barranco y las aguas. El bosque que se está estableciendo ayuda a detener estos fenómenos erosivos. En el ascenso por la margen izquierda, de solana, en sendos puntos la pista converge con la línea de cresta y nos permite tener unas interesantes vistas de la mitad este del Valle de la Solana, pudiendo contemplar las importantes repoblaciones efectuadas en este territorio, que alcanzan hasta los mismos límites de las antiguas poblaciones. Desde estos puntos se ven los núcleos de Gere, Campol y San Felices de Ara, todos en estado de ruina. También se observan en un segundo plano la cara oeste del Macizo de Santa Marina donde a su singularidad geológica hay que unir la diversidad de formaciones arbóreas que le caracteriza, con la existencia de hayedos en las laderas más norteñas junto al pino silvestre como formación dominante, y la presencia de robledales y sobretodo encinares en sus cotas inferiores y en exposiciones más solaneras. Cierra el valle por el norte la punta Suerío, algo desarbolada, y las suaves cumbres de la Sierra de Bolavé pobladas de arbolado hasta las mismas crestas. La ruta permite el acceso a varios pueblos abandonados en estado de ruina donde se pueden contemplar restos de la arquitectura tradicional y principalmente observar la disposición de estas construcciones. Entre los núcleos próximos a la ruta estan Giral, Semolué, Cajol y Tricas. Se debe tener especial cuidado con la aproximación a las ruinas por el alto riesgo de derrumbe.